¿Cómo ha evolucionado el video corporativo en los últimos veinte años, y cual es la tendencia actual?
Comenzamos en los 90. Realizar un video corporativo era generalmente algo muy laborioso y caro. Era la época del «un solo video para todo«: Un audiovisual que cubría mágicamente un montón de expectativas. Servía tanto como presentación corporativa en convenciones, mostrándose en grandes pantallas, como apoyo de ventas en el portátil de los vendedores, o para enseñar a las visitas a la empresa.
Y no era barato… al menos, eso es lo que nos decían las agencias y las grandes productoras. De hecho, gastar 2 millones de pesetas… o más, era más una apuesta arriesgada. Un sueño para muchas empresas. Y algo poco racional, con un retorno de inversión dudoso e imposible de medir. Era el comienzo del vídeo, nadie sabía como calcular el rendimiento de aquello.
Además, eran audiovisuales promovidos por la gente de Marketing, que no sabían nada de vídeo, y ayudados por profesionales del audiovisual… que no sabían nada de Marketing. Era como correr en un caballo ciego con un jinete ciego. No es de extrañar que la reputación de muchos directores de marketing de las empresas se viniera abajo con sus primeros vídeos. No hay más que volver a verlos hoy en día.
Vídeos largos, larguísimos, que más parecían una película de romanos, un «peplum» hiper detallado y con un ritmo cansino que invitaba a la somnolencia.
Comienza la era Internet
A finales de los 90, Internet comezó a crecer de un modo notable. En el año 2000, el 50% de la información empresarial se distribuía por Internet. En 2007 era ya del 97%. El vídeo siguió el mismo camino. Las empresas por fin podían distribuir sus vídeos con un gran alcance.
En las empresas, la mentalidad comienza a cambiar. Internet es algo vivo, algo rápido. Muchos jóvenes ejecutivos comienzan a emplear el vídeo de un modo nuevo, más eficaz, basado en un alto impacto visual y en una menor duración. La alta segmentación que permite internet, con contenidos más especializados, propicia una explosión de audiovisuales de nicho. Vídeos muy orientados a objetivos concretos: Vídeos de formación, demostrativos, de venta, de impacto, virales… que buscan la imagen, que llaman a la acción, que acompañan a productos…
La era de vídeo digital se aprovechó asimismo del talento de nuevos técnicos audiovisuales. Criados en un mundo ya audiovisual y armados con cámaras digitales, trabajaban a otra velocidad y con otros costes que sus predecesores, aún enganchados a grandes equipos y a costosas inversiones.
El panorama entero cambió completamente en unos pocos años. Fue una verdadera revolución. La edición de vídeo digital permitía un nivel de acabado y una rapidez en la producción nunca vista hasta entonces. Internet revoluciona el marketing audiovisual
Esto cambió el paradigma de producción audiovisual corporativa. La elección ya no era realizar una gran vídeo… largo, que abarcara todo el universo de la empresa, hipertrofiado e inmanejable. Ahora, las empresas podían realizar producciones rápidamente y a bajo coste.
La idea de pequeños vídeos muy temáticos prosperó, y surgieron vídeos orientados a mostrar el proceso de fabricación, los productos, el personal, la responsabilidad social corporativa, la formación de los trabajadores… Se pasó, en definitiva, de la película del sábado noche a una mini serie de TV.
¿Y como es el vídeo hoy en día?
Cuando quieres informarte de algo, o aprender algo, ¿dónde encuentras el mayor valor? Probablemente en Youtube. Cuando quieres formar a mil trabajadores en cinco países, ¿cómo lo haces? Si tienes una empresa de reciente creación y buscas destacar y comenzar a vender… ¿dónde suelen pasar el tiempo tus clientes? ¿Youtube? ¿Cual es el mejor lugar para transmitir información de un modo atractivo?
La respuesta apenas ocupa cuatro palabras: El vídeo por internet.
En los últimos dos años, el vídeo se ha engarzado en las páginas web corporativas de las empresas. Es un matrimonio planificado. El contenido es el Rey, y el vídeo es el consorte. Aparece un nuevo ecosistema de vídeos (pequeños, especializados, muy orientados a su target, con un buen posicionamiento en buscadores) que aportan verdadero valor a las páginas web. La web está impulsando el vídeo, y viceversa. Y además, ahora el retorno de inversión se puede medir a cada paso del camino.
Por fin el impacto del vídeo se puede medir
El análisis y las estadísticas web (ya sea con Google Analytics o con cualquier otro sistema) es por derecho propio una industria en explosión. El vídeo fomenta y ayuda a la visibilidad, posicionamiento en buscadores y pemanencia de visitantes en las páginas web. Y eso es algo medible. ¡Por fin podemos medir el impacto de los vídeos! Y los números no engañan, el vídeo es el gran arma para convertir visitas en clientes.
El vídeo es el medio más creativo del mundo. Puede canalizar su último pensamiento a cualquier parte del planeta. A cualquier mercado, cualquier grupo de personas, de cualquier nacionalidad. El único límite es su imaginación.
Parafraseando a la película «campo de sueños»: Crea un vídeo, y ellos vendrán.
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